El pinta arcoiris

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El «pinta-arcoiris» vivía en un país gris negruzco, en una comarca gris guijarro, en una ciudad gris hormigón, en un barrio gris pardo y en una casa gris granito, llena de gente gris musgo.  Él mismo era totalmente gris. Un buen día, por casualidad, se convirtió en un transgresor del orden establecido: en la tienda de pinturas a la que acudió para hacer unos arreglos en su gris casa, se había agotado la pintura gris, de modo que se vió obligado a comprar pintura de otros colores que nadie quería. ¿Cual de ellos? No sabía, de modo que compró uno de cada.

Al salir a la calle se le cayeron las pinturas, y al intentar limpiarlo le salió, por causalidad, un arcoiris. Para colomo de males, se aproximaba por la acera su vecino. Sintió temor de que se burlara de él al comprobar que aquello no era de color gris. Contra todo pronóstico, al vecino, bien por mimetismo o por lo que fuera, se le puso una gran sonrisa de colores de arcoiris en la cara. Ese hombre, un «malafollá» de toda la vida, pareción feliz por unos momentos. Igual ocurrió con su vecina del 5º Izquierda, con los gemelos de la casa de enfrente, e incluso con el señor farmaceútico, tan serio él.

Esto le animó. «Es posible que esté haciendo algo bien, algo diferente, algo revolucionario incluso, que hace que la gente sea más feliz», se dijo, aunque aún no estaba plenamente convencido de ello. De modo que, armado con su fe inquebrantable, se fue hasta el barrio cercano para pintar más arcoris, no por casualidad en esta ocasión. «Arcoirear» lo llamó. Y resulta que las reacciones de la gente fueron espectaculares, con caras de alegría, sonrisa e incluso risas por doquier.»Ahora sí que sí», se dijo y a continuación comenzó a pintar arcoiris por el resto de la ciudad, por la comarca y por todo el país.

Desde entonces no aparece por casa, pero nadie se preocupa por ello: su familia sabe que está bien, tan solo tiene que mirar al cielo cuando llueve.@afm

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