Nos estamos quedando sin maestros

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Sé que es ley de vida, pero esto no lo hace menos doloroso. Se nos están yendo los maestros que han formado a varias generaciones. Pérdidas irreparables en el terreno familiar y personal, pero también en el ámbito colectivo de una sociedad que echa de menos esos valores que ellos nos enseñaron.

Se nos van nuestros maestros cuando más falta nos hacen sus palabras y sus hechos. Nos enseñaron a ser honestos y demostrarlo, a respetar a mayores y menores, a que el mayor patrimonio que tiene una persona es su palabra. Pero sobre todo nos inculcaron la cultura del esfuerzo y del trabajo para conseguir las cosas. Que diferente esta sociedad en la que vivimos marcada por las apariencias antes que por la realidad, por la cultura de lo inmediato, por los sloganes publicitarios que suplantan a la ideología, por grandes eventos mediáticos que esconden las miserias en los rincones, por los fines que justifican cualquier tipo de medio que se emplee, por el carné del partido que suplanta cualquier otro mérito, por el peloteo y el partidismo que anulan toda crítica o petición de explicaciones.
Fueron maestros que nos dieron los conocimientos académicos, aunque más importantes eran las herramientas vitales con las que nos dotaron, o al menos lo intentaron. Nos enseñaron a tener conciencia crítica y a debatir siempre con argumentos, y también nos enseñaron a involucrarnos en las cosas que pasaban a nuestro alrededor en lugar de pasar de puntillas esquivándolas. 
Hoy día, cuando la excusa y la promesa vana son moneda de curso legal, quiero evocar la figura de estos maestros que se nos han ido y reivindicar la vigencia de lo que nos enseñaron, algo que se me antoja imprescindible si queremos levantar cabeza en esta querida tierra nuestra.

HABLAMOS BIEN, HABLAMOS ANDALUZ

Hace unos días me decía mi hija: «Papá, dicen los niños que han venido de viaje desde Madrid, que en Andalucía hablamos raro, que casi no nos entienden, que hablamos mal»

Este hecho lo uno a otros muchos que pasan cotidianamente: locutores de radio y televisión y (ha nivel andaluz, provincial, e incluso local) llenan sus Intervenciones de «eses»; en series de TV y programas varios siguen saliendo  los «graciosos» de turno, las «chachas», etc .. que son andaluces / zas y utilizan un marcado acento andaluz; a nivel de opinión pública continúan colgando al pueblo andaluz tópicos despectivos y falsos estereotipos relativos a la actitud ante el trabajo o a la baja cultura.

Todas estas cuestiones me indignan profundamente, no solo por su falsedad sino también por el daño que nos hacen. No entiendo por qué algo que no refleja más que la diversidad y riqueza cultural, se tiene que utilizar para despreciarnos a los andaluces y andaluzas. Nuestra Andalucía, tierra milenaria, Encrucijada de Culturas y Tradiciones, Cuna de Civilizaciones, territorio que ha parido algunas de las figuras más importantes de la Historia Universal (desde Séneca hasta Averroes o Federico García Lorca), no merece semejante maltrato.

«Mira hija», le digo en tono serio y firme, «dile a esos niños que tú eres una persona de luz, de como el resto de andaluces y andaluzas, que tienes una de las culturas más ricas del Mundo, y que aquí Hablamos bien, Hablamos andaluz «

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