El hombre que miraba los trenes al pasar

tren-saliendo-de-bazaHoy estoy sentado en el viejo banco de la estación, igual que lo estuve ayer y del mismo modo que, con seguridad, lo estaré mañana.

Desde niño siempre me ha gustado ver pasar los trenes. Entre semana, cuando salía del cole, me acercaba a la estación y veía pasar “El Catalán”. A las seis de la tarde, siempre, (bueno casi siempre) puntual. Los sábados y domingos cambiaba mi rutina y prefería ir al cruce la carretera de Caniles, e incluso al más lejano empalme de Zújar, pero siempre antes de la hora de comer.

Al principio me impresionaba el tremendo ruido que hacían los trenes al pasar y las rachas de viento que provocaban. No sentía miedo, creo que era más bien un respeto, quizás una especie de atracción hacia lo desconocido y poderoso. Sea como fuere, con el paso del tiempo la curiosidad por las máquinas se amplió hacia las personas que iban dentro de ellas. Caras desconocidas, muchas de ellas pertenecientes a hombres y mujeres que emigraban buscando un futuro mejor, cuyas historia yo imaginaba en mi mente. Policías y ladrones, artistas de circo, creadores de inventos prodigiosos…. Mil y una historias que se hacían reales en mi mente.

Aún creo que es una pesadilla, pero se me repite una y otra vez la imagen de ir a la estación de tren con mi abuelo y muchas personas más. Veo a los mayores dentro de las vías, arrancando las traviesas y colocándolas a modo de barricada. Escucho gritos de protesta, también maldiciones e insultos hacia altos cargos del Gobierno. Mi abuelo me coloca a un lado,  protegiéndome del tumulto que se está desarrollando. Una pancarta con el lema “No nos quitarán el tren” sale disparada hacia el cielo gris debido a un fuerte golpe de viento.

Permanezco en este banco deteriorado y observo cómo se acerca hacia mí un grupo de zagales. Uno de ellos se adelanta al resto:

-“Oiga señor, discúlpeme. Le vemos todos los días aquí sentado en el banco de la estación. Le contemplamos y parece como si estuviera mirando algo fijamente, prestando atención a algo que no llegamos a saber qué es”

– “Pues vengo aquí porque me gusta ver pasar los trenes”

– “¿Está usted bien? Es que hace 32 años que no pasan trenes por aquí”

– “Ya lo sé, muchacho. Pero pasaron….y volverán a pasar”